ESCRIBIR: EL MAYOR RETO DEL ESTUDIANTE UNIVERSITARIO

Por: Udiluz Monsalve Muñoz[i]

UDILUZ

 Tomado de: http://www.clasesdeperiodismo.com/2012/03/06/5-recomendaciones-para-escribir-mejor-y-mas-rapido/

Ser docente de una asignatura como Competencias Comunicativas implica asumir el reto de que nuestros estudiantes siempre van a tener más disposición para hablar que para escribir, lo cual dificulta uno de los objetivos principales: la enseñanza de estrategias para la redacción de textos escritos. Entonces cuando el profesor de dicha asignatura entra al aula de clase para trabajar con sus estudiantes la composición de textos y todos los aspectos que ella conlleva (signos de puntuación, ortografía, uso correcto de las tildes, mayúsculas, minúsculas, construcción de párrafos, etc.), la decepción no se hace esperar.

Lo anterior es comprensible si reconocemos que nada se compara con la espontaneidad del habla: cuando conversamos con alguien -especialmente si es alguien cercano como un familiar o un amigo- nos sentimos en la plena confianza de usar apodos; utilizar refranes para aconsejar; onomatopeyas para representar sonidos; gestos o movimientos corporales; muletillas, disfemismos o “malas palabras”, interjecciones. Incluso, también podemos retroalimentar inmediatamente lo dicho por el interlocutor, hacerle saber nuestros acuerdos o desacuerdos, dudas e inquietudes, y principalmente, mirar su reacción a nuestras opiniones.

Todo esto explica, en parte, la fama que han alcanzado los medios de mensajería instantánea como Blackberry Messenger, WhatsApp, Line o Telegram. Su acogida se debe a la posibilidad que hemos encontrado en ellos de comunicarnos con alguien en cualquier momento y lugar, como si mantuviéramos un diálogo cara a cara, pero a través de la escritura. Entonces podemos reírnos con un largo “jajajaja”, mostrar tristeza con una carita triste y, en últimas, conversar con la persona de forma muy parecida a como lo haríamos teniéndola de frente.

En últimas, nuestros estudiantes mostrarán cierta resistencia a la clase de Competencias Comunicativas, ya que deben superar la transición de ese contexto coloquial e informal que implica la conversación cotidiana, en la cual hablan sin restricciones y en la que constantemente se desenvuelven, al contexto formal de la comunicación escrita, que no permite errores ortográficos, que necesita de un lenguaje estándar y claro para que no haya ambigüedad porque el interlocutor no está presente para aclararle sus dudas, y, sobre todo, que requiere de un proceso de elaboración y revisión porque ya no hay cabida para la espontaneidad.

De acuerdo con todo lo planteado podemos afirmar que, precisamente, el primer paso que todo docente de Competencias Comunicativas debe dar con sus estudiantes es mostrarle las diferencias que existen entre el código oral y el código escrito, y por tanto, entre la conversación cotidiana y los textos académicos a los que se deben enfrentar dentro de la universidad. Esto les permitirá a los estudiantes ser más conscientes de la adecuación que deben hacer de su discurso al momento de escribir,  para no equiparar sus textos a la comunicación oral con la que se sienten tan familiarizados. En especial, comprenderán que a través de la realización de un esquema o de un borrador de sus textos, pueden lograr una mejor organización y conexión de las ideas. Gracias a lo anterior incluso, verán la importancia de una asignatura cuyo objetivo es, entre otras cosas, la enseñanza de estrategias para la redacción de textos.

Ahora bien, el hecho de que la escritura sea un proceso de comunicación más complejo no quiere decir que sea difícil o aburrido como muchos de nuestros estudiantes piensan. Realmente, así como la oralidad, la escritura también tiene sus ventajas: al escribir podemos registrar nuestras ideas y conservarlas; llegar a un público más amplio; seleccionar muy bien lo que vamos a decir y la posibilidad de modificarlo; transmitir con más claridad las ideas porque al revisarlas nos aseguramos de que así sea. Si bien, no hay espontaneidad, su fortaleza es la rigurosidad.

Por otra parte, para la comunidad académica la escritura es uno de sus mayores medios de expresión: por ejemplo, la publicación de ensayos, reseñas, artículos, entre otros, es una de las herramientas más importantes para la actualización y divulgación de una disciplina. De hecho, el estudiante universitario (y podríamos decir que cualquier estudiante en general) no puede formarse en ningún área, sin la lectura de textos redactados por expertos en la materia. Así mismo, la escritura permite incluso la evaluación de los estudiantes en su manejo del conocimiento aprehendido.

En conclusión, y así debe quedarle claro a los estudiantes, ningún código es mejor que el otro, hablar no es mejor que escribir o viceversa; por el contrario, cada uno es usado según el propósito comunicativo que se quiera cumplir y, en esa medida, cada uno será adecuado de acuerdo con el contexto y los participantes involucrados. No obstante, está claro que la universidad es el ámbito social que más uso hace de la escritura, y por tanto, aquél que decida estudiar una carrera universitaria deberá preparase para asumir un reto mucho mayor: el de insertarse en el maravilloso mundo de las letras. 


[i]Profesional en Lingüística y Literatura de la Universidad de Cartagena, docente del Proyecto Institucional de Competencias Comunicativas de la Corporación Universitaria Rafael Núñez, Joven Investigadora 2012 (Colciencias), miembro del semillero GIESCAH (Grupo de Investigación para el Estudio Sociolingüístico del Español de España y América) – Capítulo Cartagena.