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 “HABLAR EN PÚBLICO”

De acuerdo con el lingüista, Álvaro Díaz Rodríguez, autor reconocido por su dominio en el tema de la Argumentación, todo texto ya sea escrito u oral debe tener un propósito comunicativo específico (1989).

Por lo anterior, el ponente o expositor debe contestarse los siguientes cuestionamientos; ¿de qué voy a hablar? ¿Cuáles saberes previos debo relacionar con el eje temático de mi presentación? ¿A quienes va dirigido mi discurso? ¿Qué características o variables debo tener en cuenta? ¿Cuál metodología será la más apropiada para conseguir mi objetivo? ¿Durante cuántos minutos debo desplegar el contenido relevante? ¿Cuál estrategia didáctica me va a permitir que esta actividad académica resulte útil, significativa, amena y enriquecedora para quien la escuche? Así mismo, debe preguntarse: ¿poseo los recursos o elementos creativos que capten y sostengan la atención de lo escuchado? ¿Cuál sistema de evaluación me permitirá comprobar que se logró el objetivo específico?

En el mismo sentido, todo expositor debe considerar los factores internos y externos que se generan antes y durante la realización de una exposición y en quien va a exponer.

Primeramente, debe documentarse y sobre esa base, jerarquizar o priorizar la información realmente clave. Ya que toda información no es cierta, por el solo hecho de aparecer en la Internet o por estar impresa. Es en este momento en que el expositor debe indagar o buscar también en otras fuentes tales como: Bibliografía especializada, diálogo con expertos sobre la temática investigada, entrevista, encuesta, reportaje, entre otros recursos.

En segunda instancia, debe ocuparse, quien expone, de la recursividad, la cual hace referencia a mostrar oportunamente: Datos, imágenes, diagramas y demás herramientas multimediáticas, orientadas a lograr la intención comunicativa propuesta.

En tercer lugar, la actitud del hablante o de quien expone debe ser de confianza en sí mismo, natural, clara, precisa y amena.

De la misma manera, resulta conveniente observar y aplicar las máximas de la comunicación propuesta por el autor Paul Grice, quien plantea que  la cantidad de información debe ser la idónea, es decir, ni mucha que deje extenuado al público, ni escasa que manifieste vacíos teóricos por la falta de referentes o contenidos claves. Pues toda argumentación válida posee fundamentación, basada en ejemplos, evidencias; como también, se suma a lo anterior, la necesidad de citar o dar crédito a las fuentes tomadas, esto es, mencionar marcos teóricos o conceptuales, ideas con sus respectivos autores, que sustentan la tesis planteada.

Igualmente, este mismo autor agrega la máxima de Cualidad. Indica que todo lo expuesto tiene el sello implícito de la honestidad, en el sentido en que descansa sobre la base de  lo cierto, en contexto real.

Las máximas Relación y Modo hacen referencia, la primera, a ser pertinente para no salirse del tema ni permitir que alguien del público le quite el uso de la palabra inoportunamente; la segunda máxima señala el tono y el matiz que se le confiere a los términos utilizados.

Por esto, el expositor debe tener buena vocalización, consistente en articular o pronunciar completa y apropiadamente las palabras, sin perder naturalidad, ya que serían innecesarios las exageraciones o hipercorreciones.

También se puede presentar como inconveniente el pánico escénico, el cual es totalmente superable, minimizando o, mejor, eliminando las causas que lo producen, y practicando una y otra vez.

Como sugerencia final, el expositor debe conocer las características del público con el que va interactuar. En consecuencia, tendrá presente aspectos relevantes de su nivel cultural, histórico, creencias, costumbres, lenguajes, etc. Todo ello con el fin de lograr un intercambio comunicativo basado en la cordialidad y el respeto.

Y para terminar, el expositor preparará cómo cerrar su ponencia; puede ser citando brevemente un texto, lanzando una pregunta que invite a la reflexión, o con un fragmento de un poema o de una canción; citando un aforismo o frase célebre con su respectivo autor; presentando un cortometraje. Lo valioso es recrear lo esencialmente dicho.

En el mismo orden de ideas, tres momentos claves tiene la exposición, es allí  donde se encuentra el nivel alto de atención por parte de los asistentes. Si el expositor usa esto de modo intencionado puede cerrar de una forma adecuada.

Por ejemplo:

(…) El Doctor Vargas Vargas Pedro pudo citar a Platón en su libro La libertad condicional en Crónica de una muerte anunciada (1998, p.61):

“Sólo es valedera la opinión de aquél que conoce la cosa sobre la cual opina y entiende de ella”.

 

Por: Olga Monterrosa Murillo.

Docente de Competencias Comunicativas.

CORPORACIÓN UNIVERSITARIA RAFAEL NUÑEZ.

Abril – 1 – 2013.